Hoy os traigo un libro corto, el primer caso del inspector Leo Caldas, Ojos de agua, del autor gallego Domingo Villar. Está editado por Debolsillo, tiene 187 páginas y cuesta la módica cantidad de 8'95 Euros, como veis, no mucho para darnos una vuelta por Galicia y conocer al inspector Caldas y al agente Estévez, su "ayudante". Ya os digo que no os arrepentiréis.
Como en la mayoría de historias de este tipo, tenemos a una pareja de agentes como protagonistas, que son totalmente opuestos en físico, carácteres y puntos de vista.
Por un lado tenemos a Leo Caldas, inspector de la policía de Vigo, de carácter tímido y reflexivo, con una forma de actuar pausada y lógica. Participa en un programa de radio en Onda Vigo, "Patrulla en las ondas", donde los ciudadanos llaman para comentar sus problemas directamente a la policía y ver si consiguen resolverlos, esto hace que el inspector, muy a su pesar, sea una especie de celebridad en la ciudad.
Por otro lado tenemos al agente Rafael Estévez, de Zaragoza, que ha sido enviado a Galicia como castigo por sus métodos poco comunes, de los que veremos innumerables ejemplos a lo largo de la novela. El agente Estévez es brusco, poco amigo de pasar desapercibido, irascible, de tamaño descomunal y con poca paciencia, especialmente para entender el carácter gallego, lo que dará pie a numerosos chascarrillos entre éste y sus diferentes interlocutores.

El libro está escrito de forma amena, cada capítulo comienza con una entrada de diccionario que define una palabra relacionada con ese capítulo. Lo opuesto de los dos agentes a veces da lugar a situaciones cómicas que nos arrancan una sonrisa en medio del escenario del crimen. Personalmente me ha gustado la historia y pienso seguir con el segundo caso de este dúo de agentes, La playa de los ahogados.
Recomendado para cualquiera que quiera pasar un buen rato en estos días navideños en los que solemos disponer de más tiempo para leer, especialmente para asiduos a la novela negra, con una pizca del sentido del humor, ironía, y por qué no decirlo, de la ambigüedad gallega.
UN SIETE