domingo, 15 de marzo de 2020

La red de Alice, Kate Quinn.

Buenas

¿Cómo vais?

   Para hacer más ameno el #YoMeQuedoEnMiCasa hoy os traigo una de espías, se trata de La red de Alice, de Kate Quinn. Está editada en tapa blanda por Suma de letras y tiene 573 páginas.

   Charlie St. Clair se ha metido en un buen problema. En 1947 una chica de buena familia americana no se queda embarazada y menos soltera y sin candidato a la paternidad de "su pequeño problema". Para solucionarlo, su madre la lleva a Europa, a una discreta clínica suiza de donde irán a París, que justificará el tiempo pasado fuera con la excusa de renovar su vestuario. Pese a este "pequeño problema", la preocupación de Charlie es otra, su querida prima Rose, que despareció en la Francia ocupada por los nazis y no ha dado señales de vida en los dos años transcurridos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

  Eve Gardiner, es una señora mayor, que vive en Londres, que ahoga sus penas en alcohol cada noche, a pesar del trabajo que le cuesta abrir las botellas con sus manos deformadas. Para ayudarle en sus quehaceres diarios ha contratado a Finn, un escocés parco en palabras que hace de chófer y le cocina los desayunos para sus mañanas de resaca.

   Este es el punto de partida de La red de Alice. Tras estos breves apuntes se esconden tres personajes llenos de fuerza, la pobre niña rica de Charlie con su problema. La amargada Eve, con el suyo. Y el oscuro y misterioso Finn, trabajando en algo que no le pega nada. Los tres personajes irán evolucionando siguiendo distintos caminos según vayamos avanzando en la historia. Además existen dos personajes más a resaltar, la prima Rose, que es una presencia constante a lo largo de la narración, ya que su búsqueda en una Francia que se recupera de la ocupación nazi es el hilo conductor de la historia. Y el coche, el vehículo que conduce Finn a través de toda Francia, un Lagonda. Para salpimentar esta ensalada de personajes tan dispares y que sorprendentemente maridan bien entre sí, tenemos al siempre caballeroso Cameron, al malvado René, al estúpido comandante Allenton y las maravillosas flores del mal: Margarite, Lilly y Violette, imprescindibles en esta novela y que podrían justificar una de cada una de ellas por separado.

   Leyendo descubriremos también algunos capítulos muy negros en la historia de Francia, como el que pasó en el pequeño pueblo de Oradur-sur-Glane y que os encogerá el corazón, más aún sabiendo que está basado en hechos reales, como también lo son algunos personajes de la novela, aunque tendréis que llegar hasta el final para descubrir cuales.

   La historia está narrada en dos hilos temporales, el de Charlie St. Clair en 1947, centrado en la búsqueda de su prima Rose a través de Francia y el de Eve en 1915, en plena Primera Guerra Mundial, donde trabajan al servicio del gobierno británico una serie de espías conocidas como la red de Alice. Los capítulos son breves lo que hacen muy ágil la lectura. Ambos hilos temporales van alternándose haciendo la lectura interesante y amena, cambiando así el escenario donde se desarrolla la historia. Las descripciones son muy vívidas, lo que hace que a veces te encuentres en prados llenos de flores mientras te acercas en el Lagonda para buscar a Rose en un pueblecito francés cualquiera. El contraste entre la fina y educada Charlie y la áspera Eve, con el callado Finn hace que la historia no resulte edulcorada, a pesar de que a veces puede en contraposición resultar también un poco dura.

   Para finalizar os diré que la red de Alice me ha entretenido mucho, es una no-clásica novela de espías, que te hará disfrutar de horas de animada lectura, que se lee con facilidad y que tiene unos personajes reales y creíbles que van buscando resolver sus problemas vitales, y al fin y al cabo, ¿no hacemos todos lo mismo?

LA RED DE ALICE: OCHO.


PD: Te aviso, le acabarás cogiendo tirria a Baudelaire... ahí lo dejo.