domingo, 25 de octubre de 2020

Doggerland, Élisabeth Filhol

Buenas tardes.

¿Qué tal va todo?


   Hoy os traigo Doggerland, de Élisabeth Filhol. Esta novela breve está editada por Anagrama en tapa blanda y tiene 262 páginas que me han dejado igual de frío que los vientos que soplan en el Mar del Norte.

¿Qué os puedo contar sobre esta historia? Pues básicamente que es una historia de amor a través del tiempo, de personas enamoradas cuyos caminos por caprichos del destino se separan, cuyos intereses son sobre todo y por encima de todo sus carreras profesionales. Los personajes principales son Ted Hamilton, un afamado meteorólogo que lanza una alerta por peligro de tormenta, la potente depresión atmosférica bautizada como Xaver que va a desplazarse con fuertes vientos por todo el norte de Europa. La hermana de Ted, Margaret, que es profesora de arqueología de la universidad de St. Andrews, que tiene previsto viajar a Dinamarca para una convención de científicos y dar una conferencia con el tema "Doggerland", una porción de tierra que en el Mesolítico unía las costas del Reino Unido con el continente. El vuelo de Margaret tiene previsto salir justo cuando Xaver esté soplando al máximo de su fuerza. Ted intentará convencerlos a ella y a su cuñado Stephen, el marido de Margaret, pero no tendrá éxito. En Dinamarca Margaret coincidirá con Marc Berthelot, un antiguo amor de juventud, fraguado entre pubs y los estudios en la universidad. Marc trabaja para el sector petrolífero y también asistirá a la convención en la que también se tratará la posibilidad de un nuevo choque de placas tectónicas como el que supuso la desaparición de Doggerland, y que todos piensan que es cuestión de tiempo, no saben de cuánto, pero si saben que se acabará produciendo.

Con estos mimbres a priori tan atractivos la autora desarrolla una historia árida y fría, llena de desencuentros, de lo que pudo ser y no fue. Gélida como las capas congeladas de los glaciares y que se asemeja más al visionado de un espacio del tiempo de cualquier programa de noticias que a la evolución de una historia de amor a través de los años. Envueltos en capas de nieve, fuertes vientos, grandes oleajes y peligros inminentes de choques de placas tectónicas, permafrost, estaciones petrolíferas y otros muchos datos de carácter técnico se encuentran a la deriva Margaret y Marc. El encuentro en el simposio de ciencia será también igual de frío, árido y seco. Eso sí, ambos han llegado alto dentro de sus campos de estudio, ahora en la mediana edad y más cerca de la madurez tendrán que juzgar si sus caminos han merecido la pena o no. Debemos suponer que bajo el permafrost de sus pieles arden los deseos y el amor carnal del que han carecido durantes sus décadas de separación. Porque lo que más se echa de menos en el libro es la calidez del amor dentro de una relación.

La novela es breve y está atestada de datos sobre capas de sedimentos, periodos de la prehistoria, isobaras, tormentas, fuertes vientos y marejadas, capas tectónicas, antiguos territorios hundidos bajo tierra desde hace siglos, etc.  y que parecen estar diseñados especialmente para el gozo y disfrute de estudiantes de Geografía e Historia o amantes de los espacios de predicción meteorológica. A mi, como lector de a pie, me ha dejado igual de frio que la temperatura del agua de los mares que bañan las costas del norte de Europa, helado.

Como aspecto positivo destaco el carácter de Margaret, su sensatez y solidez y el que la historia sea breve y algunas curiosidades que he aprendido. Como aspecto especialmente negativo, que seguramente para otra gente sea su punto fuerte, la ingente cantidad de datos técnicos que te sacan de la historia y te hacen mirar cuántas páginas te quedan para acabar el capítulo. 

No lo recomiendo.

DOGGERLAND, DOS.

PD: Un libro perfecto para leer en verano, no porque sea corto, sino porque os bajará la temperatura por debajo de cero.